Los Baka (Aka o Bayaka)
En los últimos años he tenido la oportunidad de poder visitar los Baka o Bayaka en diferentes ocasiones, tanto en Camerún como en República Centro Africana y sin duda, es una de las experiencias más enriquecedoras que he tenido en mis viajes por África.

La deforestación, la preservación de áreas protegidas, así como la globalización hace cada día mas difícil que estos pueblos que históricamente han vivido en la selva puedan mantener su estilo de vida tradicional que, en mi opinión, anhelan.
Desde hace años, los Baka tienen prohibido matar grandes mamíferos y adentrarse largas temporadas en los bosques para dedicarse a la caza o a la recolección. Esto ha provocado que la gran mayoría de familias se hayan instalado en campamentos permanentes cerca de los caminos principales quedando totalmente aislados o apartados de su estilo de vida tradicional y siendo explotados, en ocasiones, por los pueblos Bantúes con los que comparten territorio.
Pese a todo ello, existen algunos lugares en Camerún y en la República Centro Africana donde tendremos la oportunidad de poder convivir unos días con los Baka y aprender de ellos y su conocimiento de la naturaleza. Una cosa que también sorprende en el día a día de los Baka es el trabajo en equipo a la hora de hacer cualquier actividad. Tanto el hombre como la mujer se encargan de la educación de los hijos y tienen diariamente mucho contacto físico con los pequeños. Pasear por la selva con una familia Baka es toda una experiencia. El conocimiento de las plantas, la rapidez en crear trampas para pequeños mamíferos, el seguimiento de rastros de animales o la localización de la miel hacen que te quedes perplejo y te sientas un auténtico inútil a su lado.
Su dieta incluye insectos, pequeños mamíferos y frutos del bosque, aunque también han incorporado pequeños peces de río, la mandioca o el ñame.
Las técnicas de caza pueden variar dependiendo de la situación geográfica. Mientras en los alrededores del Dzangha Sangha utilizan largas redes colocadas estratégicamente para cazar los pequeños antílopes duiquero, en la región de Yokadouma (Camerún) utilizan arcos y flechas. En algunas regiones, los Baka cazan acompañados de sus perros que les ayudan en las tareas de localización de los pequeños mamíferos.
Las trampas de lazo son algo común en todos ellos y las utilizan poniéndolas en lugares estratégicos de paso para pequeños mamíferos como roedores e incluso primates.
La pesca en los pequeños arroyos es una actividad que se practica en equipo y de la que participa todo el grupo. Hombres y mujeres hacen pequeñas presas que más tarde vacían con pequeños recipientes o incluso hojas. Todo esto al ritmo de alguna canción que hace de la actividad una auténtica fiesta que culmina en el momento que los pequeños peces queden al descubierto y que los Baka recogen en algunos de sus cestos de mimbre para llevarlos a la aldea.
La música y el baile son una parte vital en la comunidad Baka. Aunque utilizan instrumentos como el tambor o el arco con una sola cuerda son conocidos por sus cantos polifónicos que la mayoría de sus miembros suele dominar y que no te dejan indiferente después de pasar una noche con ellos.
Hay estudios que demuestran que tanto los Baka como otras etnias de la selva presentan tasas más bajas de enfermedades cuando habitan en su medio y mantienen su dieta tradicional. En el momento que se sedentarizan, aparecen factores externos como el alcohol o el tabaco, pero también sufren enfermedades desconocidas hasta entonces para ellos.
En el momento que escribo estas líneas, estoy confinado en mi casa de Sabadell debido al coronavirus. Una situación inverosímil que nadie hubiera imaginado ni en el peor de los sueños. Me gustaría pensar que esto es una señal para darnos cuenta de que la globalización como la estamos aplicando no es el camino. Me gustaría pensar que estos pueblos no lo tienen todo perdido. Me gustaría pensar que existe un turismo responsable que puede ayudar a estos pueblos a preservar sus tradiciones. Me gustaría pensar que todavía queda un ápice de esperanza para que en algún momento estos pueblos puedan regresar a las tierras donde han vivido sus ancestros donde, según mi opinión y mi experiencia de haber pasado unas semanas con ellos, fueron felices.
Sabadell, a 12 de marzo de 2020 Toni Espadas